Tal vez has cocinado con ajo y no siempre obtienes el mismo resultado, a pesar que sigues la receta al pie de la letra. Tal vez es porque dejas el germen o «raiz» central del diente del ajo…

Este germen es el causante de que a veces la comida te «caiga» de peso, o te la pases repitiendo el sabor a ajo todo el día.

Generalmente con ajos nuevos, recién cosechados, esto no pasa y no es necesario removerlo… pero si tienes un ajo ya viejo, lo mejor es remover esta parte central o germen y cocinar como normalmente lo haces.

En lo personal, si el ajo lo voy a cocinar con muchos ingredientes y la cocción es prolongada, no le quito el germen. Pero si va crudo o poco cocinado y son pocos ingredientes en mi platillo, retiro el germen.

Precisamente si dejáramos crecer el ajo, el germen es el que crecería y formaría una nueva planta, como se ve en la foto:

Ajo germinado